viernes, 19 de junio de 2015

Aguardo de libro

Ayer tocaba aguardo nocturno de nuevo.

Me hice acompañar de mi buen amigo Ian, nuevo en estas lindes.  Aparcamos relativamente cerca del apostadero.  A las 20.15 estábamos colocados.

Es importante colocarse con suficiente tiempo por varias razones: la primera y más importante, entrar tarde o a dos luces al puesto pone sobre alerta a todo el campo.  La segunda es tener tiempo de preparar todo lo necesario y ponerlo en posición de disparo y también tener tiempo de relajarse completamente.

Con las ultimas torrenciales lluvias el campo parece que ha renacido, aunque mantiene los colores ya propios del verano pues los calores han hecho ya su trabajo secando la alfombra campestre.

Disfrutamos de varias palomas pasando como flechas en dirección a sus dormideros y varios rabilargos aleteándonos alrededor.  Y sobre todo, conejos, multitud de ellos.  Un espectáculo precioso poder verlos a pocos metros, casi al alcance de la mano, y ver como siempre están en medio alerta.  La verdad es que parecía un espectáculo del National Geographic.

Poco a poco el sol se acostaba y empezaban a perderse las luces.  Mercurio y Venus asomaban brillantes, al ser noche sin luna, el espectáculo era maravilloso.  Comienza a refrescar, leve brisa de Este a Oeste, nos viene bien, no damos aire.  Poco a poco los "diurnos" se van callando y empiezan a hacerse presentes los "nocturnos": Búhos, ranas y una orquesta de grillos.

Pasan dos horas, son las 11.00 de la noche.  Silencio... las ranas se han callado todas a la vez...  Puede ser cualquier cosa, pero mi instinto me hace pensar que alguien les ha interrumpido... Alguien a quien le gusta el agua y el barro... alguien astuto...

Silencio... vuelven a cantar primero tímidamente las ranas... nuestro astuto amigo ha salido del agua... afino el oído... no oigo nada... todo está mudo, inmóvil...  La luna esta visible al 6%, es casi un anillo... siento un movimiento a unos 80 metros en frente... me confunde porque no he oído nada... levanto los prismáticos.. chasquido de rama... amigo mío... has llegado a nuestra cita...   Ian y yo contenemos la respiración, por los prismáticos (por cierto de una luminosidad estupenda) veo una silueta... es "grandon" y es macho...

Me levanto "fotograma a fotograma", despacio, pausado... encaro el rifle... no estoy cómodo... tengo los pies enfilados al animal, no es buena postura... tengo que "echarme" sobre el rifle.. pero mi amigo me espera...  Enciendo el foco (con filtro verde, consejo de mi buen amigo Raul B.R.)... El animal no parece advertirlo... es un buen macho, afilo el rifle, trago saliva, quito el seguro... no estoy cómodo en la postura...  Apunto a morrillo, en el momento del disparo agacha la cabeza.... FUEGO!

El animal cae fulminado, y noto una gota caliente deslizar por mi nariz... el "beso del visor" que dicen los anglosajones....  lo curioso es que ha sido en la ceja izquierda siendo zurdo... mala postura... fallo de principiante... cosas que pasan!  No resta el rasguño la descarga de adrenalina, la sonrisa de oreja a oreja y hasta el abrazo con mi amigo Ian, ahora enlazados por la sangre derramada del macareno a la luz de las estrellas...

Recogemos los aperos y nos acercamos a reconocer a nuestro amigo.  Es hermoso, de buen tamaño, colmillos potentes, pero amoladeras discretas.  Un buen animal.




Lo arrastramos monte abajo hasta la zona de recogida.

Una gran noche con premio.

Equipo:

Rifle: Winchester Modelo 70 - Cerrojo pre 64 - Calibre 300 Win Mag
Visor: Kahles 2,5 -10 x 50
Munición: Hornday SSP 180 Grains
Foco: Led Lenser P7 con filtro original verde
Prismaticos DELTA OPTICAL modelo One en 8x32


lunes, 15 de junio de 2015

Retomando lances... a veces las esperas no son lo esperado...

Bueno,

después de un "descanso" volvemos con fuerzas renovadas.  Han sido tiempos de lectura, de estudio, de análisis...  Combinados con jornadas de tiro al plato y más y más conversaciones twitter con "compañeros de afición"...

La semana pasada comencé las esperas.  Una vez me dieron la luz verde la gente del coto, comencé a preparar la noche de la primera espera.  Eran días de grandes calores y bochornos así que confiaba en una noche de verano... nada más lejos de la realidad!!!

Los jabalíes estaban ya entrando y bajando a las zonas bajas del monte.  Las bañas estaban bien pisadas y removidas.  Observe durante días la previsión del tiempo y llegó el día de autos ... Cielo color ceniza, viento racheado... Me encamine al coto cargado de ilusión, arma lista, munición preparada, ópticas perfectamente limpias...  Y un viento tremendo...

Nada más llegar al puesto pude ver que el viento venia casi de todas las direcciones... mala cosa... Me aposté hacia las 9 de la noche, el cielo cada vez más negruzco... confiaba en tener algo de visibilidad por la luna visible al 44%... pero no contaba con las nubes densas...

A las 10.30 de la noche comenzó a llover suavemente primero, y con los minutos, fue arreciando hasta convertirse en lo que conocemos como una "tormenta de verano"... una tormenta de verano de las que no cesan, gotas pesadas y gruesas, de las que mojan los huesos...  Protegido por la chaparra, cobijo inexistente, llegaba el estupendo perfume de la hierba mojada... Muchas veces veo en la carta de algún restaurante la terminación de "a las finas hierbas".... nadie sabe bien lo que son las finas hierbas hasta que no ha olido los aromas del monte recién bañado por una tormenta de verano...

La lluvia no cesaba y no tenía pinta de ser una gran noche de espera... disfruté de la lluvia, la oscuridad y el monte mojado durante un par de horas más, hasta que decidí desmontar el campamento y bajar hacia el coche.
De camino al coche, sorprendí a un par de crías de gamo bastante despistadas que cada 3 zancadas se detenían a mirarme.  Un bello espectáculo bajo la lluvia refrescante de la sierra de Madrid.

Aunque fue una espera inesperada, disfruté de los "perfumes" del campo, de las miles de gotas rebotado contra las hojas de la vieja encina y del regalo de ver dos estupendas crías de gamo casi tan sorprendidas como yo.

Siempre es un placer sentir el campo, nunca mejor dicho, sin poder ver casi nada, todo olfato y oído...

Volveremos esta semana a disfrutar del espectáculo que nos regala el campo por la noche...