Parece que finalmente ha llegado el otoño y la lluvia ha caído con rotundidad en muchas partes de España. Efectivamente la climatología tiene un peso importante no solo en el comportamiento de las reses, si no también en el funcionamiento general de la montería, haciendo que se traten de experiencias casi completamente distintas.
Este fin de semana he disfrutado de ración doble de montería, una de ellas con algún chaparrón y la otra, bien pasada por agua, con momentos de aguaceros realmente intensos.
La ropa
Hay quien considera la lluvia como un elemento negativo, estropeando la jornada montera. No puedo estar mas en desacuerdo, porque la montería es campo, la montería es naturaleza, con la arbitrariedad de los elementos y de los animales. Efectivamente, una jornada de lluvia intensa obliga a llevar ropa específica resistente al agua, de hecho este fin de semana he visto distintas alternativas para la protección frente a la lluvia.
Desde "monos" de plástico, capas, pantalones de lluvia acompañados de impermeables, sombreros resistentes a agua, y los más sofisticados, paraguas que se clavan en el suelo y ofrecen bastante buena protección.
Mi experiencia con los paraguas no ha sido buena, aunque si no hay viento, funcionan bien, cuando hay viento, estamos mas pendientes de que no se vuele que de otra cosa.
En días de lluvia intensa, suelo optar por unos pantalones de plástico, cazadora resistente al agua y sombrero de ala ancha, también resistente al agua. En calzado uso botas de goma, que aunque me resultan incomodas para andar por terreno irregular, mantienen los pies secos y calientes.
No he dado aun con unos buenos guantes que combinen tacto para el disparo y protección frente al agua.
Mi recomendación es invertir en una buena cazadora, con membrana impermeabilizante, que transpire, en cuanto a los pantalones, podemos optar por opciones económicas de cubre pantalones de plástico. También recomiendo invertir en un buen calzado impermeable, ojo, "resitente o repelente al agua" no es lo mismo, debe ser "impermeable".
En el puesto
Uno de las dificultades añadidas con la lluvia, es que perdernos parte de nuestra ya de por si pobre, capacidad auditiva. El caer de las gotas que se acumulan en las hojas de los arboles o simplemente el incesable caer de gotas, hace que no tengamos el oído tan fino. Además, al estar la tierra mas blanda, se amortigua el sonido de las pisadas de los animales, salvo que vengan al trote.
Si además utilizamos cascos de protección activa auditiva, el caer de gotas se ve amplificado por los cascos, incluso el sonido de las gotas al golpear nuestra ropa, lo que los hace relativamente inservibles en estas jornadas, salvo para protegernos de la detonación del disparo.
Otro problema habitual, es la acumulación de gotas en el ocular del visor, o en la campana, en función de como portemos nuestro rifle. Yo suelo llevarlo colgado con el cañón hacia abajo y el visor hacia atrás. Suelo tratar de tener el ocular del visor protegido por mi codo o antebrazo para evitar acumulación de agua. En mi experiencia, las gotas en el ocular pueden resultar molestas, aunque realmente no impiden la visión. Las gotas en la campana, no se notan al encarar el visor.
Un problema que sucede a veces es que el visor se empaña por fuera, por efecto de las gotas. Es tan sencillo como limpiarlo con una servilleta cada cierto tiempo, o incluso con el dedo si no hay otra cosa. Lo que si es un problema es cuando el visor se empaña por dentro. Esto solo se produce si nuestro visor no es estanco, o bien no lo es por fabricación, o porque tiene una fuga. Si es por lo segundo, conveniente visitar al armero para que lo envié a la marca a reparar (salvo que no se vendiese como estanco).
El arma y la munición
Se puede disparar con el arma mojada? Si, pero cuidado con llevar el cañón orientado hacia arriba, ya que se puede acumular agua y podría darnos un susto en el momento del disparo. No es fácil que se acumule agua dentro, pero en cañones con terminación cónica, puede pasar ya que hacen efecto embudo y pueden acumular más agua. Una solución casera y muy efectiva es poner un trozo de cinta aislante en la boca del cañón. Con los gases que produce la detonación, esa cinta se rompe sin condicionar el punto de impacto.
Realmente, las armas actuales están preparadas para afrontar una jornada de lluvia sin ningún problema, pero es IMPERATIVO secarlas bien la terminar la jornada y limpiarlas a conciencia, o aparecerá el temido óxido.
Mi consejo es una vez estamos en un lugar seco, abrir la recámara del rifle (y sacar el cerrojo) y secar la recámara y partes visibles del arma. Trataremos de desmontar todas las piezas que podamos, cargador, quitar el visor, etc... Eliminaremos todas las gotas que veamos y toda la humedad que podamos y dejaremos el rifle "respirando" por la noche.
El óxido suele aparecer en cualquier pique que tenga el pavonado, en los tornillos (que podrían dificultar su desmontaje mas adelante), en el interior del cañón o en las bases y anillas del visor.
Podemos dejarlo relativamente cerca de una fuente de calor, pero nunca apoyado en un radiador por ejemplo, ya que podría alterar el punto de impacto o incluso deformar alguna pieza plástica.
Una vez seco, debemos aplicar bastante aceite y mover todos los mecanismos del rifle, cerrojo, gatillo, seguro, limpiar el cañón a conciencia, por dentro y fuera, y no tener miedo de dejarlo un pelín engrasado de mas.
En el círulo podemos observar la aparición de óxido la misma tarde de la jornada de caza y humedad en el rectángulo. |
En cuanto a las balas, con secarlas suele bastar, pero es verdad que las vainas se suelen "afear" y perder brillo. Para evitarlo, podemos impregnar un paño con aceite y pasarlo por las balas.
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