Además de la compañía, disfrutamos de un tiempo fuera de lo normal para estas fechas del año, que alguno califica de malo, porque aunque soleado y templado, seco seco seco...
Sumamos unos parajes singularmente bellos en las zonas de Chillón el primer día y en Escurial el segundo día.
Además pude aprender de cazadores con solera, con historia, sin ansia, pausados y serenos pero siempre vigilantes, de los que dejan escapar poco o nada a los vecinos en la armada. Acabadas las acciones de caza, tuve la oportunidad de admirar sus joyas armamentisticas, cuidadas, mimadas diría yo. Armas singulares cada una, prácticamente únicas.
Quizás tuvo su culmen en este último apartado, la oportunidad de ver, tocar y disparar un singular e impresionante rifle Express en calibre 450 Nitro Express de manufactura Gravex de la mano de su Joyero/Orfebre/Armero Gabriel Romero de Abaroa. Este arma y su creador, merecen una entrada aparte, o incluso una estudio detallado. Se trata de armas únicas, hechas a mano, con precisión y con artesanía. Solo cerrar el rifle nos transmite una sensación de precisión y ajustes únicos.
Otro de los lujos de este fin de semana fue ver una Rehala legendaria en acción, peinando el monte, casi arándolo cuidadosamente para sacar todo el jugo a la mancha a pesar de los calores y sequedades... la rehala del Duque de Hornachuelos, Jose Ramón de Hoces y sus 3 hijos y lugarteninentes: Lope, Jose Ramón y Asís.
Seguramente este fin de semana he participado en lo es la esencia de la montería: orden, respeto, educación, amabilidad, precaución, camaradería y lo mas importante, Amistad. La organización precisa y eficiente hace realidad ese dicho que dice: "sin prisa pero sin pausa". Ladras, carreras, lances, agarres...
La primera jornada de caza, disfruté de un puesto de cortadero por definición, sucio y cerrado a ambos lados con una traviesa de unos 6-8 metros de ancho. Multiples pasos y gateras a cada lado pronosticaban una mañana intensa... y así fue, la armada no paró quieta y resultó divertida a rabiar, oiamos las reses a carreras por lo sucio y esperabamos a ver a quien le rompía... En mi caso tuve en suerte dos lances francamente intensos que nos aceleró el pulso tanto a Carmen como a mi.
La segunda jornada se trataba de una acción de caza reducida, familiar, un gancho por definición. Me toco en suerte un puesto precioso, casi de cuadro. Nos rodearon las ladras aunque finalmente no rompió ningún macareno.
Estos dos días son el claro ejemplo que la montería no es solo el disparo, la montería es personas, es amistad, es perros, es campo y jara, es risas y nervios, es temple y rapidez...
Agradecimiento a Jose Ramón, Lope, Jose Ramón, Asís, Jesús, Ian, Moises.... Y agradecimiento a Gloria, Maria José, Irache... y a Carmen por acompañarme a pesar de haber estado pachucha toda la semana...
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