Siempre se puede ir días sueltos, pero a mí me gusta conocer el terreno en el que cazo, aunque no esté súper poblado, peinar la zona, disfrutar del campo. Verlo, observar a los animales, ver sus querencias... Por eso, me gusta la sensación de ser miembro de un coto.
Hay varias alternativas, la primera y más fácil, asociarse a uno que alguien de confianza te recomiende. Si no es de tu pueblo, pues estas un poco "expuesto" a los "rejones" habituales... los de fuera pagan más, cazan menos etc... Por tanto es importante saber dónde se mete uno.
Otra alternativa es asociarse a un coto privado ya establecido. Aquí la cosa suele ser más complicada, porque normalmente son grupos de amigos y conocidos y suelen tener el cupo "cerrado"... En más casos que menos, suelen resultar más caros porque hay que incluir costes de guardería y si el coto tiene casa pues aún más.
Una alternativa muy atractiva es montar un coto con amigos, buscar un terreno disponible y pujar o arrendarlo. Suele salir más caro, pero hay varios elementos que tener en cuenta. Un coto, si lo quieres "poblado", hay que cuidarlo. Para empezar, vigilarlo, porque aunque es triste, estamos en un país de "gorrones, trincones y ladronzuelos" y en la caza, parece que esto se acentúa. Hay miles de historias de gente que le han "pisado" los cotos, metido perros, cazado las presas etc... Así que hace falta alguien que lo vigile, y además ha de ser de confianza...
Luego esta, "alimentar" el coto. Los animales, siempre buscan la opción fácil, y si ven comida fácil, pues irán más a estas zonas. Bebederos, comederos...
Vamos que entre la renta del terreno, la vigilancia, el coste de "alimentarlo" y el tiempo a invertir, no suele ser fácil ni barato. Eso sí, es la opción más "agradecida" y agradable.
Un tema interesante.
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