El jabalí es sin duda el adversario cinegético mas avanzado por su recelo, por su inteligencia, por su cautela, por sus sentidos hiperdesarrollados y por su paciencia infinita. Este sábado me encontraba en tierras abulenses, en un precioso paraje identificado por el gran Jose, de Armeria La Gacela, al que yo suelo denominar "el susurrado de jabalíes" por su avanzando conocimiento, por sus cuidados y porque al final el los conoce a ellos, y ellos parecen conocerle a el.
Pues bien, este sábado me hacia acompañar por mi gran amigo Jesús, con el que he compartido muchas alegrías (y alguna desdicha) y previamente con otro gran amigo, común con Jesús, Don Luis. Ambos amantes de la caza, y cazadores con solera y tradición. Pero hoy la que nos ocupa es la jornada del sábado.
Arribamos al campo a eso de las 19.30, con una tarde de tiempo revuelto, impredecible. Tras un día de calor pegajoso, se habían levantado nubes plomizas pronosticando una noche movida. Lo peor? Viento... viento leve, pero racheado... No situamos mano a mano en el puesto, bajo una encina, un puesto natural, relativamente incómodo y bastante expuesto. El sabio "Gacela" nos había indicado que este puesto se situaba de frente a una zona de paso de los gorrinos y que antes mas que después, los propios harían acto de presencia.
Preparé el equipo con presteza en este caso:
- Merkel RX Helix Explorer.
- Visor Leica Magnus 2,4-16x56i.
- Hornady American Eagle Interbond en 150 grains.
- Soporte OLight para foco.
- Linterna Fenix TK 32 con interruptor por cable.
- Prismáticos Leica Noctivid 10x42
Mucho he comentado ya del rifle, del visor y de la munición. Y en mi opinión, afirmo que se trata actualmente de uno de los mejores equipos de caza del mercado.
Sin embargo en esta ocasión, probaba a fondo tres nuevos componentes, el primero el soporte de Olight con imanes que se acopla al cañón. Me parece un producto tremendamente práctico y una estupenda idea. Se acopla con mucha facilidad al cañón y tiene fuerza de sobra para no moverse con el retroceso. Por contra, el acople con la linterna no permite acoplar cualquier linterna o foco, sirviendo solo para calibres "finos", no sirviendo para las Led Lenser por ejemplo.
La linterna Fenix TK32. Un escándalo en luminosidad y visibilidad. Muy ergonómica y fácil de emplear. Incorpora luces de color verde y rojo de mucha menor intensidad, pero muy prácticos. No puedo opinar aun si se sobre calienta o cuanto duran las baterias, pero de entrada, muy muy interesante.
Capítulo aparte para los Leica Noctivid 10x42. De acabado estupendo, como todos los productos Leica, durante el día resultan nítidos y sólidos en toda regla. Pero cuando cae la noche... se llaman noctivid por algo y cuestan lo que valen.. Increible la luminosidad, parece mentira, o brujeria, Miras a una zona determinada y la penumbra ya no te permite distinguir nada... enfocas con los Noctivid y de pronto, por arte de magia, eres capaz no ya de distinguir formas, si no de VER! Increibles, nunca habia probado algo así. Como decia antes, merecen capítulo aparte.
Con el equipo preparado, esperamos una entretenida hora, disfrutando de las pasadas rasantes de torcaces, algún cuervo y un milano real. Hacia las 9 de la noche, vimos pasar entre encinas a lo lejos un macho de porte medio-grande, no se detuvo, transitaba hacia algún lugar conocido, seguramente una baña. Minutos mas tarde, comenzamos a oir "andares", e hicieron acto de presencia una buena piara con no menos de 15 individuos medianos. Estuvieron un rato hozando para despúes continuar su marcha. No habia ninguno demasiado "hermoso" y decidimos esperar... 15 minutos después y con un aire de espaldas muy puñetero, se nos acercan 3 medianetes por la izquierda... los observamos con atención y ellos lejos de asustarse, se acercan cada vez mas, hasta quedarse parados, casi dubitativos a escaso 5 metros.... Saco la cámara y les grabo este precioso video.
Escapados estos tres, cae la negrura y con el viento, parece que el campo se detiene y el único que se mueve es el viento... a las 23.30, levantamos el puesto y nos dirigimos a la entrada de la finca para dar cuenta de la cena/taco bajo un precioso manto de estrellas. A lo lejos, vemos una tormenta que descarga rayos y lluvia, mientras disfrutamos de un poco de jamón, un queso manchego de infarto, un poco de butifarra, unos tacos de fuet acompañados de un crugiente pan. Broce de oro. Noche para recordar.
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