jueves, 14 de diciembre de 2017

El silenciador

Debate histórico... ¿porqué no es legal el uso del silenciador en armas de caza en España?

Vemos campañas de marcas de protección auditiva concienciando al cazador y tirador de los problemas que puede acarrear la falta de protección auditiva, la sordera permanente.  Y siempre que veo estas campañas pienso: las autoridades siempre buscan atacar el problema y no poner "tiritas".  En este caso y ante un problema de salud, en lugar de poner medidas para que el problema se minimice, una marca de "tiritas" (si me permitís el símil) hace campaña de su producto.  Ojo, que es muy lejítimo y muy apropiado, pero es una solución mas.


El uso del silenciador es otra solución, pero actualmente no está disponible en España por tratarse de un elemento ilegal.  Vemos como prolifera su uso en otros países Europeos (desde hace años muy habitual en USA) y ante regulaciones similares en la EU, ¿porqué nosotros tenemos que ser mas restrictivos?

¿Porque facilitaría el furtivismo?  

Erróneo razonamiento... Los furtivos son personas que cometen actos delictivos (como el que roba) y por tanto ya hacen acopio e todo tipo de tácticas y "útiles" de carácter ilegal.  No va a haber mas furtivos por hacer legal el uso del silenciador.

¿Porque es mas peligroso?  

Erróneo otra vez.  El arma no deja de cumplir su función por estar silenciada y el sonido solo "advierte" una vez ha sido disparada (es decir, el hecho "peligroso" ya ha sucedido).   Además, el uso del silenciador atenúa considerablemente el sonido del disparo, pero no lo anula completamente.  De hecho, para sacar mejor rendimiento del mismo es necesario usar balas "subsónicas" es decir, que vuelan a velocidades inferiores a los 340m/s lo que implica que solo son válidas para esperas nocturnas en disparos bastante cortos (100 metros máximo).  Al ser mas lentas, tardan mas en llegar al objetivo (por tanto el disparo en carrera es casi imposible.  Recordemos que un proyectil del 30.06 vuela a unos 900m/s.  Además al llevar menor velocidad su caída es superior a misma distancia.

Desde aquí, creo que las autoridades deberían "europeizarse" un poco y contemplar lo que otros vecinos ya aceptan.  Deberían ayudarnos a protegernos y permitir el uso del silenciador para la caza.

Que opinais?

miércoles, 13 de diciembre de 2017

Un millón de gracias...

La verdad es que no sé ni como empezar este post.  455 entradas después, ayer el blog www.locoporlasarmas.es superó el millón de visitas en apenas 3 años de vida.



Empezó como un pasatiempo, como un "libro abierto" para compartir experiencias, lecciones aprendidas, consejos recibidos, opiniones, novedades... siempre desde mi punto de vista personal, buscando aportar y entretener con un lenguaje sencillo, directo, fácil de entender.  Le agradezco enormemente a este blog las distintas funciones que tiene, ha tenido y tendrá para mi: a veces distracción, a veces entretenimiento, a veces experimento, a veces via de escape y siempre, siempre, motivo de satisfacción.

Llegar a esta meta parecía inalcanzable y la verdad es que estoy francamente abrumado, sobre todo cuando no tenia un objetivo claro y determinado.  No son pocas veces las que he hablado con amigos que han tratado de meterme en un plan, en un orden ordenado, en una hoja de ruta... y resulta que siempre llegamos a la misma conclusión:  soy indisciplinado, y escribo cuando lo siento y cuando me apetece...  En los siguientes post, trataré de seguir en mi linea temática, haciendo mas pruebas prácticas, mas y mejores fotos... quizás haciendo algo en pequeños videos???

La verdad es que es un momento también para agradecer a muchas personas por su ayuda, por su apoyo, por enseñarme, por su amistad...

Por mencionar algunos de los tantos que tengo que agradecer, me gustaría empezar por Iñigo, por querer experimentar conmigo, por darme confianza, por darme alas.  A Rubén y su equipo de armería Jualgo por sus cortesías conmigo y sus consejos interminables.  A Fernando de SpanisHunters por hacer las cosas como las hace, por estar un poco "chalado" y por ser un experimentador experimentado... A Iker por compartir conocimiento y ayudarme a conectar donde no llegaba.. A Ignacio y David, junto a los que arranqué esta aventura (aunque no me hallan leído un post en la vida! jajajaja).  A Jose Luis por picarme en los inicios.  A Jose de Somontes por la cantidad de platos que hemos "compartido"... y Francis por amistad.  A los "sabios" de Somontes: Javier, Juan A. y Lorenzo por compartir ratos y conversaciones conmigo.  A Raul por ser un grande (y su hermano) y por ser siempre honesto en sus "verdades" conmigo.  A "Gacela" por ser el hombre que "susurraba cochinos", a Javier por ser un cocinero con valores, a Marcos, a Jero, a Ana, a Javi, A Antonio, al gran Rober y su padre con fortaleza de acero... a Dani, Theo... todos ellos sibaritas...
A mis padres por dejarme usar una carabina de aire comprimido cerrando algún ojo a mis trastadas y balines perdidos...  A Ferdinand por mostrarme la caza en Alemania.   A Jaime por abrirme la puerta al RCM y aportarme su visión. A mi abuelo por enseñarme a tirar (y a montar un visor al revés,) por compartir ratos conmigo y por regalarme mi primer arma.  A mi tío Carlos por esos ratos de caza juntos y por su enseñarme a entender la caza.  A mis amigos, Jesús, Luis, Lope (y su padre y amigos), Antonio, Gonzalo, Antonio (el doctor), y otros tantos.... por animarse a pasar ratos inolvidables juntos cazando.  A mi suegra por ser generosa con su tiempo y su disponibilidad en ocasiones de caza señaladas. A Bernard por darme grandes ideas y siempre tener un rato.  Al gran e irrepetible Ian, por volverme loco (casi literalmente) en nuestros viajes de caza, por empujarme de manera constante y ser una tormenta de ideas permanente.

También me gustaría "agradecer" de manera anónima, a los que me ha querido "comprar" a su manera y al no permitírselo, por lanzarse a una crítica dañina y cobarde, a los ignorantes (porque ignoran), a los que me consideran competidor aunque yo no compito con nadie, a los que nos atacan a los que amamos la caza...

Y finalmente, y de manera muy muy especial, porque sin ella no habría sido posible, agradecer a mi mujer por la generosidad de "regalarme" tiempo de caza y tiro y por acompañarme en ocasiones muy señaladas.  Por ser "mi oráculo" cada mañana de caza y acompañarme en ese primer café de madrugada antes de salir de caza...
A mis 3 hijas, Inés, Cecilia y Carmen por ser seguidoras y admiradoras a su manera de este pequeño legado de letras, por dejarme robarles tiempo en llamadas de teléfono en "horario de familia" y por perdonarme por perderme mas de una mañana de sábado con ellas.



martes, 12 de diciembre de 2017

Aimpoint y Merkel RX Helix 30.06. Toma de contacto

Sin duda una gran combinación. Como ya hemos visto en los fenomenales vídeos de WildBoar Fever.

El pasado viernes me uní a mi amigo Antonio (el doctor) y mi amigo Gonzalo a participar en una animadísima (y concurridísima) montería en Guadalajara, justo en la parte baja de lo que denominamos Alto Tajo.


Montería larga, 1000 hectáreas, 65 posturas, varias rehalas, monte sucio, justo el que se quemó hace unos años arrebatando la vida a 12 valiente bomberos de manera trágica.  El campo se ha regenerado de una manera asombrosa después del fuego, creciendo una jara durísima, de unos dos metros de altura que ha albergado la proliferación de una gran cantidad de jabalí, de corzo y de ciervo.

Me tocó en suerte un puesto de difícil acceso, de gran campo de visión pero sucio a rabiar, con un regato al fondo.  Sin duda, un puesto muy cochinero.

En esta ocasión, abandoné (temporalmente!) mi Leica Magnus para probar el famoso Aimpoint H1 Micro, montado sobre un Merkel RX Helix Explorer en calibre 30.06.  Mi primera sensación fue la sorpresa por la ligereza y maniobrabilidad del conjunto, ya que el 30.06 equipa un cañón mas corto que para los calibres magnum.  El encare resultaba natural, el rifle, ligerísmo, el punto rojo, muy intuitivo.

Al tratarse de un rifle completamente nuevo (apenas 2 disparos para ponerlo a tiro por mi buen amigo Rubén de la Armería Jualgo y otros dos míos para ver sensaciones).  Mi primera sensación fue muy positiva aunque he de decir, que me resultaba confuso ver el punto de mira (rojo también) a través del Aimpoint, con lo que veía el punto marcado por el Led y justo debajo, el punto de fibra roja del Helix.
Por otra parte, y ya en el puesto, me asaltaron ciertos temores sobre la fluidez del cerrojo al tratarse de un rifle nuevo.  Es habitual en muchas armas, que en los primeros disparos, los mecanismos están aun algo "tensos" de los últimos ajustes y pueden no ser fluidos.  Equivaldría a un coche justo antes de realizar el rodaje.

La verdad es que fué una montería muy animada en la que no hubo ocasión para relajarse, ladras constantes, carreras en todas direcciones, corzos entrándonos a la postura, a saltitos, casi como si se tratase de un sueño.  Vi saltar un guarro al borde regato en la zona mas alejada de mi tiradero (marqué esa zona en la franja de los 150-170 metros con el telémetro al comenzar la montería).  Encaré el Helix/Aimpoint y poco después saltaba un guarro de buen porte a la carrera.  Mi ventana de disparo eran apenas 5 metros a unos 150 metros, es decir, un disparo casi imposible.  Encaré, adelanté el tiro y disparé... y fallé.  El tiro se fue aproximadamente unos 50 centímetros por encima.  En este caso disparaba unas Hornady SST en 180 grains...  Analizando en el tiempo, es probable que apuntase a través del Aimpoint con el punto de mira del rifle... o sin mas que me fuese alto. 
Mi buen amigo Gonzalo me recordó durante la comida una frase justo posterior al disparo que por lo visto solté en una mueca de desaprobación: "coño! el visor!".  Sin duda mi bendita costumbre al Magnus pesa mucho...

Poco después se sucedió un bonito lance con un cochino de buen porte en el que realicé una secuencia de dos disparos.  En este caso, el lance se produjo a escasos 20 metros y ahí es donde vi el verdadero valor del Aimpoint.  He de decir que el cerrojo helicoidal de Helix resultó suave y fluido como si llevase ya muchos tiros a la espalda. 

Considero la entrada de hoy como un "aperitivo" y una toma de contacto.  En los próximos días hare pruebas mas a fondo e iré subiendo fotos.

martes, 5 de diciembre de 2017

Homenaje a Carlos

Ley de vida.  Unos llegan y otros se van.  Los hay que se van sin dejar huella y los hay que dejan una impronta bien marcada.
Hoy me gustaría recordar a una de esas personas que fueron creciendo en mi y que estoy seguro ha ido dejando huella allí por donde ha pasado.  Tras un arranque poco alentador, terminé por entender ese magnetismo que generaba en otras personas.

Amigo tardío de mi padre, ya bien entrados los dos en las 7 décadas de recuerdos, de historias, de alegrías y de vivencias.  Formaban un trío singular: Antón, Carlos y mi padre.  Cada uno aportaba su carácter fuerte, forjado en momentos duros de la historia de este país, de esfuerzo, de tesón y de gallardía. 
Por un lado, Antón aportaba el buen saber de quien ha pateado mucho campo con y sin escopeta, conocedor de querencias, de olfato y vista casi perrunos, de ánimo incansable, pausado y sereno.  Lo podríamos definir como un cazador "técnico" en los aspectos de su gran capacidad de observación, de medir las posibilidades, de perseguir las presas, de no precipitarse, de elegir el equipamiento apropiado sin renunciar a las ayudas de las nuevas tecnologías pero sin enturbiar la naturaleza del lance y de la "lucha entre el hombre y el animal".

Por otro lado, y objeto de mi recuerdo hoy, estaba Carlos.  Tradicional en su forma de cazar pero no salvo de "disrupción".  Fuí conociéndolo a trompicones, a ratos.  Recuerdo la primera vez en la que mi padre nos presentó.  Después de una mañana de paseo por el monte, estaban sentados en la terraza, dando cuenta de un vino blanco acompañado de un ligero picoteo.  Mi padre me lo presentó y Carlos, muy en su estilo, me soltó 2 o 3 frases cortantes que por respeto a la edad y amistad de mi padre, respondí con una mueca/sonrisa.  Al marcharse, mi padre me preguntó, ¿qué te ha parecido Carlos? Barrunté unos segundos y opté por la sinceridad extrema: me ha parecido bastante gilipollas.  Mi padre sonrió y no dijo más,
Paso un año, o quizás mas, y no volví a cruzarme con Carlos.  Ese mismo año, aprovechando la cercanía de la media veda, Antón, Carlos y mi padre habían organizado un día de "avistamiento" y paseo por sus dos cotos.  Acepté la invitación con la reserva de volver a encontrarme con Carlos, pero un día de campo es un día de campo.  Lo recogimos a primera hora y durante el viaje en coche, pude escuchar a los 3 conversar.  Me dí cuenta por sus comentarios cortantes y broncos quizás en nuestro primer encuentro sus comentarios no eran especialmente dedicados ni a mi, ni a mi "juventud".  Recordé un clásico del cine, "La entraña pareja" y me dí cuenta que Carlos me recordaba al talante del enorme Walter Matau.  De hecho, los 3 componían un sorprendente trío, un extraño trío.
Al emprender el paseo por el campo, me percaté por primera vez de una costumbre muy suya, pasear con unas "sandalias" de cuero, sin calcetines.  No dije nada, pero me llamó bastante la atención y para mi, quedan como su seña de identidad "cazadora". 
El día transcurrió de manera muy entretenida y con varias anécdotas para contar.  Sin darme cuenta, su forma de ver las cosas y de expresarse, me fue resultando no solo graciosa si no atrayente.  Bronca, directa, sin frenos ni disimules.

Pasó el tiempo, y en otra "aventura" juntos, nos quedamos a solas Carlos y yo.  Sin previo aviso me embistió con una pregunta directa al mentón: "¿sigues pensando que soy un gilipollas?".  No puedo describir lo que pasó por mi cabeza en microsegundos... desde la constatación de la "traición" de mi padre por revelar nuestra conversación, el pensar ¿cómo salgo yo de esta?... contesté no sin cierto titubeo: la verdad es que mi primera impresión fue esa, pero... no, no lo sigo pensando.  Al finalizar la frase, le miré a los ojos y su cara describía una mueca de guasa y sonrisa a medias.  Y es en ese preciso momento en el que me dí cuenta como se las gastaba Carlos y caí rendido a ese estilo gruñón pero con poso de cariño.

Sin duda amante de la caza, del campo, de saber que hay que esforzarse para recoger frutos.  Sin prisas, pero sin pausa.  Dueño de sus horarios y de sus costumbres.  Merecedor de homenaje y recuerdo, estoy convencido que ha dejado un gran hueco en su familia y sus amigos.  Desde luego, el "extraño trio" sin duda lo echará de menos.  Y yo, también.  Al final, el "joven" que quizás fue gilipollas, fui yo.