Como siempre, el sorteo es el que dicta el porvenir de nuestra suerte o desventura en la cuantía de lances. En esta ocasión me tocó un cierre "atraviesado"... es decir, un cierre alojado en lo que en su día fue un camino, estrecho, con monte bajo cerrado, muy cochinero.
El postor me señaló una zona mas abierta como posible testero a media distancia, aunque una pasada con un telémetro (en este caso, con un estupendo SigSauer que estoy probando) me arrojó unas cifras nada halagüeñas, la zona mas cercana se situaba a 211 metros y la mas alejada a unos lejanísimos 655 metros. En cualquier caso, todo un falso festín que sin duda nos haría vaciar el cargador en un potencial fallido lance.
La curiosidad de la jornada y el misterio acaeció en la propia subida de la armada por los caminillos ya dentro de la finca... En uno de los cruces nos topamos con un Nissan todoterreno negro con dos individuos mal encarados que se detuvieron brevemente al cruzarse con el postor e intercambiaron unas palabras... Mala señal encontrarnos un todoterreno de "paseito" por los alrededores de la mancha a pesar de haber visto numerosos carteles prohibiendo el paso por acción de montería (tal y como marca la ley).
Sin dar mas importancia, continuamos nuestra ruta por el camino hasta aparcar toda la armada en un claro cercano. Al descender del coche, todos en silecioso ritual, comenzamos a montar los puestos, siendo el mío el 1.
Transcurrida una hora, veo a unos 500 metros la "pick up" Nissan todoterreno negra aparcar bajo una encina y quedarse allí. Mi compañero de puesto, mi buen amigo Jesús y yo, observamos por los prismáticos su actitud y parece que están de "público", como si de un partido de futbol se tratase... Oyendo muy lejos las ladras de las rehalas, ya bien entrada la mañana, sin carreras ni lances, de pronto y sin previo aviso, escuchamos un disparo seco, breve, sin ecos, raro.... suena a calibre bajo, casi un .22... No hay mas disparos ni sobresaltos hasta que llegan los perros donde ya escuchamos carreras, disparos y el ritual habitual. Vigilamos en la distancia a los dos hombres del vehículo y vemos que están apoyados en el coche, con prismáticos, observantes...
Entre tanto, mientras las rehalas avanzan ya cerca de nuestra postura, vemos como el vehículo sospechoso comienza a maniobrar para alejarse hasta perderse de vista...
Muy muy útil telémetro de SigSauer y de gran calidad |
El resto de la mañana transcurre de manera normal, entre ruido y ruido.. Jesús y yo disfrutamos de un pequeño taco y así finaliza la montería. Al acercarse el puesto dos, lo primero que nos pregunta es: ¿qué habéis tirado? La pregunta es muy habitual, pero en este caso, volvemos con las mismas balas que habíamos traído, aunque teniendo alguna oportunidad, no habíamos disparado. La respuesta es breve, nada ¿y vosotros? a lo que responden, tampoco hemos tirado. Comenzamos entonces a hablar del disparo que a ellos también les ha sobresaltado...
El reunirnos con el postor, le comentamos lo sucedido y decidimos ponerlo en conocimiento del capitán de la montería. Obviamente, en el camino de descenso, ni rastro del pickup negro... La lógica dice que seguramente son los propietarios de finca de al lado que vigilaban el buen funcionamiento de esta montería, pero cuando menos es sorprendente tener público en una montería, y desde luego, lo del disparo... acojonar, acojona... ojalá hubiéramos visto un arma para poder denunciarlos en toda regla. Mal encarados, mal ubicados, mala gente....
Gracias a Javi, no enturbiaron ni en lo más mínimo la siempre estupenda organización de Pelillo con la que volveré a cazar seguro.
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