lunes, 2 de octubre de 2017

La verdadera razón

Fin de semana intenso... sin duda.  Me alegra ver en alguna portada de periódico un eco sobre la numerosa manifestación por el mundo rural, la caza... en Córdoba del 30/9.  No es puntual, no somos pocos y solo demandamos respeto y presencia.  Ni mas, ni menos.  La manifestación fue un ejemplo de respeto pero también de perseverancia...
Sin embargo, leo (y ya es recurrente) que no podemos seguir defendiendo la caza simplemente por su aporte económico.  Y efectivamente, creo que defender una actividad simplemente por su valor económico, quizás sea una defensa que pueda ser tachada de ligera o debatible.

La realidad es que hay multitud de factores por los que una caza responsable y sostenible es aconsejable, sana y necesaria.

En primer lugar,  los animales...


Efectivamente, corre una corriente animalista, que ya no es que equipare a los animales con las personas, si no que los sobre valora sobre los seres humanos.  Quizás entonces, nos estemos desnaturalizando hasta el extremo, porque no hay animal que no busque su supervivencia por encima de cualquier otra criatura.
Los animales tienen una vida salvaje, dura, desagradecida... en la que impera la ley del más fuerte, del que mejor se adapta y del más listo.  Un "bambi" no sobrevivirá si no busca comida, si no se defiende y si no corre.  La realidad es que nunca antes ha habido un censo tan alto de ciervo, de gamo, de muflón y por supuesto de jabalí como en este momento.  ¿Porqué? Porque el colectivo cazador busca su existencia, busca asegurar la cantidad y que crezca y porque quizás haya alimento más fácil de conseguir a raíz de las inmensas explotaciones agrarias...  Porque los predadores naturales han ido desapareciendo y la presión de la caza, no mengua la población siempre creciente...
Mucho "opinador", quizás no se haya parado a pensar que un jabalí, con hambre (y no demasiada), comerá jabalí si se presenta la oportunidad, un zorro se comerá una cría de lo que sea y una pelota de ciervo o gamo, limpiará una siembra si tiene la oportunidad...
Los animales, por su instinto, aprenden a aprovechar las oportunidades, y lo seguirán haciendo.  Y si, seguirán creciendo sus poblaciones y si no se mantiene el control sobre su población, pues enfermarán y contagiarán al ganado e incluso al ser humano.


En segundo lugar... aquel pueblo de cuyo nombre ya nadie se acuerda...


Es un hecho desde hace décadas, que los pequeños poblados, aldeas, pedanías y hasta pueblos ya medianos, han ido decreciendo su población hasta quedar deshabitados.  Hay muchos ejemplos en casi todas las comunidades autónomas... Aragón, Galicia, Extremadura, las dos Castillas... en todas.
La caza y la pesca contribuyen con un flujo de personas a muchas de estas zonas en las que ya no queda ninguna posibilidad de habitabilidad que no sea el turismo.  Tanto la caza como la pesca, favorecen que haya flujo de personas a zonas inhóspitas, vacías, olvidadas, silenciosas... no es una cuestión económica solamente, es una reactivación de territorios que no tienen otro porqué que el paso de gentes de manera recurrente varios fines de semana durante los duros y fríos meses de invierno.

Y en tercer lugar, la tradición del campo...


Para hacer una tortilla hay que romper huevos... para comer ensalada, cortar la lechuga... para comer manzana arrancarla del árbol... Un largo etcétera...  Nuestro país tiene una hermosa y viva tradición de campo.  Hoy con un toque nostálgico buscamos con anhelo ese día en el que pegarnos un madrugón, respirar ese aire fresco y puro y comer de pie un plato de gachas o de migas nos sabe a gloria.  El nuestro es un país en el que corren tendencias opuestas: que todo tiempo pasado fue mejor o bien todo lo "tradicional" es malo y debe ser aplastado, prohibido y olvidado.
Pues bien, yo soy de respetar al prójimo y de no obligar a querer algo a la fuerza.  Las tradiciones muchas veces pueden evolucionar, pueden hasta modernizarse o adaptarse, pero el campo, estaba, está y estará siempre ahí.  Y cada uno vive el campo en la manera en la que más lo disfruta.  Y la caza, o la pesca, son una manera de vivir y de sentir el campo a bocanadas.

Estas son algunas de las razones por las que la caza es parte de nuestros genes, de nuestra historia, de nuestro pasado, de nuestro presente y espero que de nuestro futuro.  No aspiro a que guste a todos, no aspiro a que no sea objeto de debate, pero no olvidemos que aparte de ser motor económico del que mucha gente come y mucha administración se beneficia, es necesario como elemento de orden natural de las especies, es motor de mantenimiento de lugares de otra manera condenados al olvido y es una tradición respetuosa...



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