lunes, 11 de noviembre de 2013

De monteria en el Alto Tajo

Buenas,

este fin de semana fui de montera al Alto Tajo, en la zona de Checa.  Fuimos 5 amigos (2 de ellos de acompañantes, y los otros dos, los "sospechosos" habituales, David e Ignacio).  El pueblo está a unos 1500 metros de altitud y aunque no parecía que fuera a ser un día frio, la verdad es que con el viento, se te helaban hasta los pensamientos.

Ritual habitual, saludar a los compañeros de ese coto, que son gente muy simpática e inscribirse.  Poco después, sorteo de puestos, me toca el 16! que es uno de los cierres (aunque como solo había 23 puestos, solo había dos puestos de traviesa).
Desayuno como mandan los cánones (migas con huevo!) y formamos las armadas.  Los primeros en apearnos, Jesus (mi acompañante, que era su primera montería) y yo.

Puesto bonito, en medio de un pinar bastante cerrado, pero en una cima pequeña de rocas, con pinta de haber sido hogar de algún zorro.  Lo dicho, mucho pino, con visibilidad bastante reducida.  Lo primero, dejar los trastos y cargar el rifle.  Reconocer el terreno y "ver" el tiradero.



Si pasan por la pequeña vereda que tenemos a 40-50 metros, será un tiro rápido, pero bonito, si las reses pasan a lo lejos, será un tiro de mucho "mimo" y con elemento de suerte.

Pasa la primera hora sin movimiento aparte de unos 20-30 herrerillos que vienen a "darnos la bienvenida" al puesto.  Escuchamos alguna rama, pero no vemos nada y guardamos silencio casi absoluto.

La segunda hora comienza con ladridos en la distancia, acercándose a buen ritmo, aunque no oímos a los rehaleros.  
Veo movimiento a mi derecha, a unos 300 metros, me levanto rifle en mano y trato de identificar las reses.  Pueden ser dos ciervas o dos gamas, en carrera.  Me encaro el rifle, es un  tiro muy largo, pero meto a una en la cruz (4x en el visor) y efectuó un disparo, nada! siguen en carrera.  Rápidamente cerrojo con los dos ojos puestos en las reses, ciervas, no hay puntas asomando.  Sigo con el rifle encarado, pero los dos ojos abiertos a una de ellas, pasa en perpendicular a nosotros, 170-180 metros, la tengo.  La sigo unos metros, pero con los pinos es casi imposible (en la foto de arriba, estarían viniendo de derecha a izquierda) poder decidirse.  En decisión de milisegundos decido adelantar hasta una zona donde tenga "ventana" y esperarla con la cruz.  Pasa y disparo!  No la veo ni la oigo caer.  Está muy cerrado.  
Jesus y yo, solo vemos escapar a una pero no oímos nada.

Siguen dos horas de espera silenciosa, oyendo alguna rama (que debía ser el viento) y oímos varios disparos.  Un agarre a un cochino y algún tiro relativamente cerca de los compañeros de armada.
Vuelven los perros y los rehaleros.  Pasan por donde la cierva.  El rehalero, Carlos, buen amigo, me avisa, Joaquín, aquí hay una cierva grande!
Ilusión! por el acierto.  Poco después pasan dos ciervas en el sentido opuesto a las de antes, a la carrera, completamente imposibles.  Y lo que me parece un corzo por los saltos.  Lo encaro pero no soy capaz de verle la cabeza o el culo.  Y repito en voz alta dos veces, es un corzo, no lo puedo tirar, no lo veo claro.  Nunca sabré si era corzo o un gamo macho no muy grande, pero me alegro.  Se trata de no tirar si uno no está seguro.  

Terminada la monteria y recogidos por el postor, vamos a ver la cierva.  Tiro largo largo y difícil.  La cierva esta bien pegada y cayó a plomo.  Tiro alto en la columna, sin salida (300 winchester magnum).

Mi "vecino" ha abatido un gamo precioso de un tiro perfecto y en su sitio.  El posto en el puesto mas alto, un ciervo de 10 puntas y dos ciervas.

Comida, anecdotas, risas, buen ambiente.  Poco mas se puede decir.

Buen dia de caza
  



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