lunes, 19 de diciembre de 2016

Momentos que nos regala la caza

Después de un pequeño paréntesis, quería compartir uno de esos momentos que a veces nos regala el campo, la caza, la montería.

El día de 3 de diciembre disfruté de una montería organizada por Javi Pelillo en la frontera entre castilla la mancha y Extremadura, zona mítica de caza mayor en España.  El día a pesar de amenazar lluvia, viento y frio, prometía ser una jornada maravillosa de caza en la mejor compañía: mi gran amigo Raúl Blázquez, mi gran amigo "Gacelator" (de armería "la Gacela" en Ávila), Rober (Noticias Camperas en twitter) y mi archicompañero de batallas, Ian.



Dimos cuenta de unas fabulosas migas y comenzamos el sorteo... al sortear por armadas, tuvimos la suerte de completar por completo una armada.  Se trataba de una armada cerca de la suelta de rehalas, mi puesto concretamente se situaba en el número 1 de la armada.  Mi tiradero era se componía de una zona de unos 30 metros de claro con un fondo de maleza de altura baja y densidad media, a mi derecha, y sin ningún puesto a ese lado, un tiradero larguísimo, de unos 200 metros de longitud, dividido por la mitad por un "sucio".  A mis espaldas, una valla cinegética con bastantes gateras.
El viento era incesante, cortante, helador... al rato de estar ya en posición, comencé a escuchar el transporte de rehalas y los perros que ladraban con gran excitación... Unos largos minutos después, se produjo la suelta de las rehalas, y seguramente quizás este ha sido uno de lo momentos mas memorables de esta temporada.  Podía sentir una autentica marea de ladras acercarse hacia mi postura, con carrera desordenada pero constante.  Cientos de potentes canes se acercaban a velocidad frenética con una ladra aguda, nerviosa, densa, traída por el viento.   La tensión y la emoción del momento eran indescriptibles, adrenalina bombeando, viento en la cara, carreras frenéticas  Sinceramente, un momento emocionante, difícil describirlo con palabras.   Las ladras movieron unas ciervas que escaparon de la zona "caliente" a la carrera, mientras las posturas esperábamos a los huidizos jabalíes.

Precioso tiradero, a mi izquierda, el puesto número 2, a la derecha se sucedieron todos los lances.

Finalmente mi postura cumplió con la expectativa, y tal y como me adelantó Rober, mi puesto era de recogida y pude disfrutar de 3 lances estupendos, uno de ellos con premio y los otros dos, con la duda de haber pinchado o fallado estrepitosamente en uno de ellos.

La comida fue la guinda perfecta para un día de 10 en el que el tiempo nos respetó bastante.



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