martes, 7 de octubre de 2014

El Fallo del Cazador - El seguro...

Bueno,

pues me ha pasado!  Siempre hablamos de seguridad, de cerciorarse, de pensar que nuestros errores cuando se trata de armas, pueden ser irreparables y definitivos.

Cuando voy de rececho, siempre tengo una serie de normas que trato de cumplir:

  • Observar detenidamente al animal que voy a abatir, asegurarme de cuál es el objetivo.  Que hay detrás, potenciales elementos que puedan desviar el disparo, donde terminará la bala...
  • Esperar a que el animal este en el punto adecuado, a poder ser completamente quieto.  El objetivo es asegurar mucho el disparo.  Normalmente se trata de piezas magnificas y tenemos que garantizar al máximo y en la medida de lo posible, que el lance será definitivo, rápido y letal.
  • Llevar siempre el arma descargada o asegurada y verificada en los tránsitos.  Una rama de un árbol puede perfectamente meterse en el guardamanos y presionar el gatillo, efectuando un disparo fortuito y tremendamente peligroso.
  • Y luego las normas elementales del manejo de armas de fuego...
  • Este sábado, fui a recechar a un estupendo gamo a la sierra de Madrid.  En compañía de mi compañero de armas, Ignacio, y el vicepresidente de una sociedad de cazadores (conocedor de los animales y sus costumbres).


Después de andar con todo el sigilo posible, vemos a dos hembras, muy desconfianzas que nos observan.  Están a 130 metros aproximadamente.  El macho está cerca de ellas, ronca de manera profunda.  La estampa es prácticamente un sueño!  Primeras luces del día, nosotros agazapados tras unas ramas, los animales, echando vaho por sus bocas, bruma saliendo del agua, animales que resaltan con las primeros rayos de sol....
Encaro, apoyo el rifle en la horquilla... máximos aumentos... lo tengo en la cruz... 130 metros... precioso, inmóvil... llega el momento... aprieto el gatillo con presión creciente... .... nada.... como el más novel de los noveles... lo aprieto una y otra vez... ... nada....
De pronto me doy cuenta de que tengo el seguro puesto, y me sale en un suspiro un "coño, el seguro"... quizás suficiente para que el maravilloso gamo comienza a andar suavemente hacia un refugio de ramas.... y ano hay disparo claro... momento perdido... rabia contenida... sonrisas por no decir carcajadas silenciosas de mis compañeros de armas...

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