martes, 4 de noviembre de 2014

Una monteria Muy Especial

Buenas,

este sábado 25 de Octubre nos dimos cita en Consuegra un grupo de amigos especiales.... amigos "virtuales", amigos con "Nick", cazadores de las "redes sociales", compañeros de afición en muchos casos sin cara pero con alma, twitteros...

En el coche íbamos mi eterno compañero de cacerías Ignacio, y alguien muy especial para mí, para la cual era su primera montería y por primera vez me acompañaba al puesto...

Día precioso, casi de encargo.  Cielo azul, temperaturas templadas, algo de brisa...  Llegamos puntuales al punto de reunión, un bareto arreglado y agradable.  Lo primero, las sensaciones... pensaba, conozco a muchos pero no se quiénes son!  Así que, supongo que como tantos, me quede esperando a que llegase Raul B, organizador y Capitán por aclamación de esta montería, bautizada como "Twittera".  Conocemos a Gente estupenda como Rocio de Andres, "De Caza . La Chasse", Ricardo Loro, Noticias Camperas, etc!
Llegado Raul, los abrazos de rigor, saludar y reconocer amigos, que aunque sin cara, con mucho sentimiento!
Y llegaron las migas, y el "bareto" pasó de categoría al siguiente nivel!  Sorteo, con nervios, como es ley, rezos de rigor y los vivas acostumbrados.

Partimos las armadas, oteando el monte, observando a cada metro del campo, los pasos, los claros, en fin, todo.  En silencio, con los ojos entornados, como en trance montero... preparando la jornada.



 Aqui estaba mi "tiradero"!

Y llega el momento, nuestro puesto! Bajamos con el sigilo de un felino, viendo los claros, los pasos... mie puesto se sitúa en una cuerda, con una vista maravillosa, prácticamente un cuadro.  A mis espaldas, tengo la alambrada que separa las fincas.  Me queda claro donde tengo a mis vecinos monteros, a uno lo veo, el otro, nos tapa una peña.  Veo des donde a donde puedo tirar, y después de observar, intuyo la zona donde veremos la caza...
Pasa el rato, los nervios de mi especial acompañante se hacen notar... vemos bajar a lo lejos por la vereda, unas ciervas a la carrera.  Se oyen perros y tiros...
Al poco rato, sentimos movimiento justo a nuestras espaldas, al otro lado de la separación entre fincas...  De pronto, lo más probable, una jabata, pega un gran resoplido, y hace que mi acompañante busque un árbol al que subirse!  Encaro el arma, los tengo a 15-20 metros... cuento 5 guarros, 2 de ellos, de buen porte y preciosa estampa...  No disparo...  El pensamiento de cazador responsable me hace pasar por la lista de "cosas que nunca se deben hacer"... están al otro lado de la valla, están en otra propiedad... no va a ser fácil cobrarlos... esto es suficiente para frenar mi dedo índice apoyado ya en el gatillo, y la cruz del visor, acariciando sin tocar a los 5 macarenos...

Finalmente desencaro el arma... mi vecino de puesto los ve venir... no dispara tampoco... me mira, le hago la señal... están al otro lado...

Esta es la regla número 1 del cazador.  Si no estás seguro, no dispares.  Ante la duda, mejor ahorrarse la bala...

Pasa el rato, y oímos algo "grande", se acerca a la zona que intuía de paso...  Un venado precioso!  Rápidamente encaro y disparo, convencido de haber hecho blanco, no preparo el arma para el segundo disparo, además entra en el puesto de al lado, y aunque es un tiro peligroso, él lo tiene mejor que yo, le grito, dispara!  El animal cae abatido! Precioso animal...

Poco después y ya con los perros de retirada, mientras oteo el monte, veo un venado parado, mirándome en la jara.... lo apunto, justo debajo de su boca... disparo, salto envenenado, herido por fuerza!

Damos cuenta de un taco en el puesto y vemos a lo lejos alguna carrera, pero hacia las 15.30, nos recogen y nos acercamos a admirar al primer animal y a pistear el segundo...  No hay rastro de sangre!
Después de mucho analizarlo, y por el tipo de disparo, el tipo de bala y el salto del animal, descarto el fallo, pero seguramente al disparar de frente y con bala blanda, la bala no ha salido del animal, y aunque este fulminado, seguramente esa fuerza que tienen nuestros animales salvajes, le ha servido para poder dar su última carrera y poder morirse tranquilo, en silencio y en paz, a la sombra de una encina y mirando su paraíso, por unas horas, el nuestro también.

Llega el encuentro, y el momento dulce!  Anécdotas, risas, todo ello, perfectamente acomodado por la organización que mima cada momento.

Deber obliga y cual cenicientas, nos tenemos que marchar sin comer, ya que esperan nuestras hijas en casa.

Un día precioso, imborrable.  Una montería entre amigos hasta entonces desconocidos, ahora AMIGOS.


(No estamos en la foto! por "cenicientas"!)

Os dejos unas fotos, y el link de un blog hermano y amigo, al que admiro:


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