viernes, 11 de marzo de 2016

La leyenda de una escopeta...

Hoy mi amigo Javier  me ha relatado una de esas historias en las que un arma queda impregnada de algo que transforma el acero y la madera en algo mas.

La historia reza así:

En un pequeño pueblo de aquella España de los 40, concretamente en la provincia de Ciudad Real, donde había mucha diferencia entre los que tenían mucho y los que casi nada tenían, había una humilde aunque honorable familia en la que la caza, formaba parte de su forma de vida.  
A la vez que ganaban unos dineros ojeando la caza a los "señoritos de Madrid y de Ciudad Real", el cabeza de familia garantizaba que su familia comiera carne, gracias a una escopeta de caza..   Uno de estos 8 hijos, aprendió seguramente a vivir la caza como algo natural y necesario.  Con esos ojos de niño, y con su padre como referente, aprendió a soñar, y soñaba con tener su propia escopeta de caza.  El poco dinero que conseguía, lo guardaba para poder cumplir su sueño: tener su propia escopeta de caza.
Después de muchos esfuerzos y de guardar con tesón cada perra gorda, pudo finalmente comprar esa escopeta de sus sueños.  Una preciosa escopeta de perrillos del calible 410.  Por miedo y para evitar ser "confiscado" por destinar su "todo material" en una escopeta, decidió guardar su escopeta en el establo.   Quiso la mala suerte y el enemigo feroz del campo, que ese establo ardiera como una tea.  Me puedo imaginar a ese pobre niño conteniendo sus lagrimas de rabia y desolación al ver su sueño arder entre las llamas...
Una vez sofocado el fuego, seguramente removió cada tizón en busca de sueño armero... pero no consiguió dar con ella, dándola por perdida para siempre.  Este niño creció añorando cada dia y en silencio, la  perdida de su tesoro armero.

Las cosas de la vida y el destino caprichoso quiso que hace unos años, falleciera un buen amigo (y apasionado de las armas) de Javier.  Este, había dispuesto que al fallecer y sabiendo la pasión de Javier por las armas, quiso que una de sus armas, pasase a ser de el.  Concretamente, una bonita escopeta "vieja" de perrillos del 410.  Este hombre la había recibido como parte del pago por un asunto que no viene a cuento, pero quería que fuese para Javier.

Javier la guardó durante unos años, esperando el momento de poder "bautizar en la caza" a sus hijos con ella.

Una vez mas, el destino caprichoso quiso que por cosas de trabajo, Javier entrase en contacto con una persona gran amante de la caza y de la caza "en familia".  Esta persona invito a Javier y a su hijo a una jornada de caza en su finca en compañía de su familia.  Llegado el dia del encuentro, allí estaba toda la familia de la finca, desde el abuelo, hasta el mas joven de los nietos.  Seguramente hablando de caza y de cazadurias, Javier se fijo en el abuelo de la familia, al que describe como un hombre recio como un roble y amante del campo y de la caza.  Después de hablar un rato, y seguramente con la ilusión de una jornada de caza, el hijo de Javier, le contó a este anciano, que hoy "estranaba" su escopeta "nueva" de caza.  El anciano le pidió que se la enseñase... El hijo de Javier corrió al coche por ella...  La desenfundo y se acerco hacia el anciano.  Estando aun a una distancia de unos metros, todos se quedaron paralizados al ver que el anciano se levantaba de golpe y sus ojos se llenaban de lagrimas.
Sin mediar palabra, el anciano se introdujo en la vivienda en silencio mientras todos callaban y se miraban por la situación tan extraña y a la vez tensa.  Unos instantes después, el anciano volvió a salir de la vivienda, esta vez con la llama de ilusión en sus ojos y un papel amarillento en las manos.
Al llegar al grupo les relato la historia de su sueño, de su arma, del fuego que le arrebató su tesoro y con ojos apasionados les dijo: creo que esa es mi escopeta!




Cosas del destino... comprobaron la numeración del arma y coincidía!!!! Era su escopeta!.  

El hijo de Javier, aunque niño, con gesto torero, le espeto al anciano: 
- entonces, esta escopeta no es mía, es suya, aquí la tiene.  
El anciano, seguramente sonrió profundamente y mirándole a los ojos a "Javier Jr"(el hijo de Javier), le dijo: 
- no, esa escopeta se fabrico para que llegase a tus manos y fuera tuya.  Y ademas para que algún día la uses tu con tus hijos.

Este es uno de esos casos donde un arma deja de ser acero y madera y pasa a ser algo mas que una escopeta...  Gracias Javier por compartir...

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