lunes, 14 de noviembre de 2016

Montería de Leica

Este pasado fin de semana he disfrutado de la amable invitación de Ardesa para asistir con un reducido grupo de amigos y armeros a una estupenda jornada de montería tradicional en Ciudad Real, concretamente en la finca "Las Arripas".



Aunque conocía la finca de oídas, tire de mis amigos Raúl y Roberto, grandes conocedores de las fincas de renombre de España para tratar de anticipar el porvenir de la jornada.

En esta ocasión el GPS me jugó una mala pasada y llegué unos minutos tarde, los suficientes como para casi perderme las migas de campeonato con las que comenzaba una estupenda jornada montera.

La finca es una preciosidad y está cuidadísima.  La densidad de venado, gamo y muflón es mas que evidente.  Realmente se trata de una finca con granja de cría de estos animales, y aunque viven en libertad absoluta, no deja de ser una población controlada y cuidada con mucho esmero.


Puntuales como relojes, se procede al sorteo en el que sorteamos 20 puestos.  Me cae en suerte un bonito puesto de cierre con un amplio tiradero tanto a izquierda, como a derecha e incluso en frente.



Poco después de colocarnos, comenzamos a oír movimiento en las jaras, y a los poco minutos, es mi vecino de arriba quien disfruta del primer lance a un buen venado que cae fulminado de un certero disparo, quizás algo trasero, pero suficiente para tumbar al animal.  Breves instantes después disfrutamos de 5 machos que cruzan a gran velocidad el cortafuegos... voy siguiéndolos con el visor, pero no disparo porque considero que han cumplido al puesto vecino, aguanto... aguanto... y no dispara... y de pronto, realiza un disparo cuando casi todos han casi desaparecido en la espesura frente a nosotros, y yo disparo al último de ellos.  Seguramente trasero, pero tengo la certeza de haber acertado.
Poco después comenzamos a oír ladras y disparos por doquier.  Cruza frente a nosotros un bonito venado joven pero decido dejarlo pasar, ya que aun le quedan dos primaveras para ser un buen ejemplar y no merece la pena ser hoy su último día de carreras.  Poco después salta otro venado a la carrera y aunque va en escape, le veo la cuerna ya abierta formando una bonita V... pero al evaluarlo en el visor, veo que aun no da la talla tampoco.  Se alejan las ladras y con ellas, nuestra esperanza de tener algún lance mas hasta la vuelta de los perros.
Algún perro ha quedado frente a nosotros, en la espesura, peleándose con algo... intuyo que será mi venado anterior.

Concluye la montería y vamos a pistear el venado.  Se ve la zona de paso de manera evidente, pero no encontramos rastro de sangre... encuentro alguna mancha (no gota) y me indican que en breve traerán un perro de rastro.

Al bajar al puesto, me pregunta "Rafita" (uno de los orgánicos) por el devenir de la metería y soy sincero... con gesto sereno me dice, sube al "pick up" con el rifle.  Nos juntamos en el pickup Rafa, otro chaval de la orgánica y Luis, un armero de Gijón.

La verdad es que en el trayecto, vemos infinidad de ciervas, gamas y hasta un pelota pequeña de muflones, aun no adultos.  Tanto Rafita como su compañero, van oteando los campos y encuentra un portentoso ciervo bajo una oliva.  Es Luis el afortunado y sacando un imponente Blaser con culata en fibra de carbono, le asesta un certero disparo a unos 140 metros, en el sitio perfecto para que el imponente venado caiga ya sin vida al suelo.

Una vez cargada la res, continuamos ruta en busca de un animal para mi.  Divisamos algún venado bonito, pero no lo suficiente para rematar la jornada.  Finalmente, el amigo de Rafita (tremendo pesar no recordar su nombre!) divisa lo indivisable y detenemos el coche.  Me indican que hay un venado joven y encima se encuentra mi contrincante.  Se trata de una jara muy tupida y es casi imposible divisar al animal.  Después de otear durante unos minutos, encuentro al animal.  Me indican que se encuentra a unos 200 metros, cuesta arriba... solo veo su preciosa cabeza y su fenomenal cornamenta.  Disparo complicado, porque además el animal no se termina de quedar quieto... Finalmente, decido realizar el disparo.  Busco la parte alta de la paletilla.... aunque mi rifle esta puesto a tiro a unos 5 cts. por encima del centro a 100 metros, no puedo evitar buscar la zona de ramas mas ligera y tratar de romper la columna... pongo el máximo de aumentos (16) en mi laica.... y disparo.  Inmediatamente pierdo el venado en el visor por efecto del retroceso pero me confirman que ha caído a plomo.
Comenzamos la subida hasta el venado, nada fácil ya que es una jara muy cerrada y cuesta arriba...  Cuando llegamos, vemos que el precioso venado se encuentra paralizado pero agonizando por el disparo que lo ha dejado inmóvil pero aun no ha muerto.... Sin pensarlo, realizo un disparo encajado en el costillar bajo, para que atraviese su corazón y finalice el sufrimiento.  Es en este momento cuando veo la mueca de dolor infinito de un animal tan bello que cierra sus ojos a este mundo para siempre.  Si hubiera llevado sombrero, me lo habría quitado en señal de respeto máximo y de duelo a un contrincante, pero a la vez admirado animal.  El amigo de Rafita, se acerca al animal y como si se tratase de una persona, le susurra al animal, mientras lo acaricia: "tranquilo, tranquilo"...  Qué momento mas intenso para un cazador.  Es en instantes como este donde realmente se siente el respeto de igual a igual que nos brinda la caza.   De saber que es un animal que admiramos y en mi caso, que además se trata, en ese mismo instante, de un amigo que se va.
La bajada de la res es un verdadero infierno de pinchazos, resbalones y esfuerzo por parte de Rafita y su compañero.  Luis se suma para ayudarnos en la durísima (gracias a Dios!) bajada.



Al llegar al punto de encuentro, cruzamos palabras y sensaciones con el resto de monteros.  Además en este momento, tengo el placer de charlar con las dos personas de Leica, Ferdinand y Ben.  Intercambio sensaciones y disfruto con su visión de nuestra montería.  Nos acercamos a ver la "alfombra" y veo en sus caras el asombro mas llamativo... Ellos, respetan muchísimo al animal abatido y aunque no lo dicen con palabras, veo en sus miradas que no encuentran nada agradable el tratamiento y presentación que se les da a las reses en España.  Es en este momento cuando me informan que el venado que había disparado, había aparecido a unos 30 metros en la jara con disparo bajo, pero letal.



Tengo que decir, que aunque no tuve la oportunidad de charlar con muchos de los monteros, el ambiente era francamente amigable, cordial y de disfrute.

Me gustaría destacar, de a pesar de ser un evento de una compañía, no hubo ni presentación, ni charla "comercial", sin mas, de una jornada para disfrutar de una fenomenal jornada de caza, en una finca de ensueño y con buena compañía.

Mi equipo en esta ocasión fue:

Merkel RX Helix Explorer (sintético)
Leica Magnus 2,6-16x56
Hornady Interlock 165 grains en 300 Win Mag.








3 comentarios:

  1. Hola buenos dias;

    Me encantan tus artículos y te sigo con asiduidad, pero el del hoy me ha sorprendido, pero para mal, ir a carrilear despues de finalizada la monteria no lo veo yo muy "etico" siento ser tan franco pero es lo que pienso, hablas de respetar la caza y no tardas en subirte a una "pick up" para disparar sobre un blanco inmovil.

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    1. Buenos días Francisco,
      te agradezco tu sinceridad y por otra parte, voy a tratar de explicar la situación. Como bien sabes, soy defensor a ultranza de la caza justa y ética en todas sus modalidades, y por tu comentario, asumo que tu también. En este caso concreto, no se trataba de "carrilear" la misma mancha, de hecho la finca tiene una superficie superior a las 6.000 hectareas y recechamos en otra zona distinta. Realmente se trataba de un "mini rececho" para compensar la falta de paso de reses en algunos puestos.
      En cuanto al "mini-rececho" te diré que no se trato de un disparo frío sin esfuerzo y a "peón" si no un rececho en toda regla, con la diferencia que íbamos dirigidos hacia se encontraban las reses de buen porte. Te diré que habiendo hecho bastates recechos, quizás este fue de los mas duros que he disfrutado. Duro porque cobrar la pieza fue realmente duro, y no dejamos la res en el monte, la bajamos para que pueda ser aprovechada en su completitud.
      Por otra parte, todo rececho implica disparo a una pieza inmóvil, por lo que aunque quizás te pueda haber parecido un gesto feo, yo lo disfrute como dos jornadas de caza en una, la belleza de la montería y el disfrute del rececho.
      Un saludo Francisco, espero que lo veas ahora con otros ojos.

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  2. Respecto su opinión y le respeto a usted ya que realiza una labor divulgativa sin animo de lucro muy enriquecedora y me encantan sus artículos como ya le he comentado pero siendo diferir en lo que al tema se refiere, yo no entiendo mucho de recechos puesto que no he tenido la fortuna de realizar ninguno, pero la forma de abatir ese venado creo que no es la mas "tradicional" por llamarlo de alguna manera.

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