viernes, 1 de julio de 2016

La espera mas intensa

Ayer fue una de esas noches que compensan días de lluvia, de no ver nada, de frío, de madrugones, de fallos...  Seguramente una de las esperas mas bonitas que he podido disfrutar en mi vida.


Preciosa estampa manchega

Merkel RX Helix en 300WM equipado con visor Leica 2.4-16x56


De la mano de nuestro amigo Fernando, Ian y yo nos dirigimos a uno de las zonas mas emblemáticas de caza en España, ubicada en el corazón de la mancha, la sierra Madrona.

Nos recibió una tarde calurosa, hierba amarilla y arboledas frescunas.  Llegamos al borde de la carretera y ya nos estaba esperando el guarda de la finca: Teodoro.  Hombre amable, castellano, de sonrisa permanente y de mirada franca y sincera.

Cargamos los macutos y las armas en su pick up y comenzamos a adentrarnos en la serranía.  La estampa era espectacular, casi recordando a paisajes africanos.  Pudimos ver un par de ciervas, y en una ladera, pocos metros después, mirándonos de frente, dos venados muy bien armados, aun con sus borlas respectivas.


La subida a mi atalaya fue cuando menos, interesante!

Me tocó ubicarme en un puesto de "torreta", situado en un roblezuelo, frente a una baña y una "almorzaa" de maíz.  La sensación, subido a unos 7-8 metros de altura, rodeado de palomas y rabilargos, que casi me tomaban por su compañero, es casi indescriptible.  Según iba cayendo la tarde, las palomas tocarces y alguna turca me revoloteaban alrededor y empecé a ver movimiento en la zona del comedero... una preciosa liebre, despacito despacito, casi con andar torpe y muy atenta a todos los sonidos hizo acto de presencia.  Se le acercaron otras dos y comenzaron su ritual de limpieza.  Se trata de todo un espectáculo porque las liebres son siempre muy precavidas y son difíciles de ver en esta actitud "relajada".  Dando cabriolas tripa arriba, parecían casi peluches de juguete.

Cuiriosa foto de la liebre pastando tranquilamente

Caen las últimas luces y se atisba una claridad apagada donde hace unos minutos estaba ese sol castellano y potente.  Comienzo a oír unos leves pasos, casi imperceptibles.... y lo veo... se trata de un venado joven a escasos 10 metros de mi árbol.  Es increíble lo silencioso que ha sido.  Casi a cámara lenta se va acercando a la zona de la pitanza.  Pasos silenciosos, como de algodón...

Pasan varios minutos y disfruto de tener un animal tan bello a escasos 30-40 metros, cuando comienzo a oír algún gruñido acercarse por mi derecha.  Primero oigo algunos leves crugidos de ramas al moverse... y a los pocos minutos, oigo lo que parece una "manifestación cochinera" acercarse.  Decenas de pequeños pasos moviendo las jaras...  Y hacen acto de presencia en el claro y sin mucha precaución, no menos de 8 "recién" bermejos.  El corazón acelerado por tan maravilloso espectáculo... se acerca la madre y lo que parece un machete de medio tamaño.  Los observo por el visor Leica de campana de 56 y los veo con gran nitidez.  Que espectáculo tan bello!  Lo disfruto durante varios minutos, al venado, que se la ha unido otro y a la familia cochinera.  Y de pronto, sin saber porqué... estampida de todos ellos que huyen a gran velocidad...  silencio absoluto, oído afinado al máximo... oigo algo rascarse a unos 80-100 metros... aquí esta mi "adversario intimo"...  pasan los segundos lentamente, casi como gotas de miel que caen alargándose en hilos de oro....  silencio de nuevo... y comienzo a oír una respiración pesada... lo que llamamos un "bufido"... uno tras otro, lentos y espaciados...  algo ha oído o sentido y está tratando de cogerme el aire... casi ni respiro... silencio otra vez... movimiento muy tenue... otro bufido... silencio... finalmente un gruñido...  silencio....  Algo no le ha gustado y ha decidido esperar...



Pocos minutos después me recoge Teodoro con una sonrisa de oreja a oreja.  Pasamos a recoger a Ian primero, que ha disfrutado de mucho movimiento en su postura y finalmente a Fernando, que ha disfrutado de un cielo estampado de estrellas y de una noche mas en ese campo precioso y maravilloso que es casi su segunda casa.

Una noche para recordar, aunque no disparé, disfruté de uno de los mejores espectáculos del mundo, la naturaleza en movimiento y la caza bombeando por mis venas.  Gracias Teodoro, Gracias Ian, y Gracias Fernando.




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