(Incluyo el vídeo por la música que es la que he escuchado mientras escribía estas lineas)
Vivimos tiempos convulsos amigos míos...
La caza, la pesca y el campo son demonizados cada día. Vivimos tiempos en los que se pretende erradicar costumbres y prácticas ancestrales que forman parte de nuestros genes y son nuestro "cordón umbilical" con la madre tierra. Estas costumbres representan el origen de nuestra subsistencia como especie: la alimentación, sea cultivando, cazando o pescando.
Los 3 colectivos somos amantes de la naturaleza y la fauna. Cuidamos el campo porque lo queremos, porque lo vivimos, porque lo respiramos, porque forma parte de nosotros.
Estamos hartos de que se nos acuse de asesinos.
Estamos hartos de que se nos trate como a apestados.
Estamos hartos de que opine todo el mundo de cómo regular nuestras pasiones sin contar con nosotros.
Estamos hartos de ser insultados.
Estamos hartos de que terminemos teniendo menos derechos que un mono encerrado en un zoo.
Estamos hartos de ideas disparatadas para "regular la naturaleza".
Estamos hartos de prohibiciones.
Estamos hartos de tener cada vez menos derechos pero cada día mas restricciones.
Estamos hartos de pagar cada día mas por todo.
Estamos hartos de ser atacados.
Este domingo día 5 es una fecha esencial para aquellos que amamos la naturaleza, el campo y lo vivimos.
Muchas veces discutimos, tenemos opiniones encontradas, pero nos une la pasión por el campo, por seguir viendo perdices, jabalíes, ciervos, arruís, cabras montesas, osos, lobos... por seguir respirando nuestro campo....
Este domingo y de manera pacífica, hace falta que estés en Madrid. Hace falta que nos unamos, que demostremos que somos muchos, de distintos colores, credos y orígenes, pero que nos une una pasión y una forma de sentir la naturaleza.
Este domingo los tractores no estarán en los campos, las cañas y los anzuelos estarán colgados y las escopetas guardarán silencio.
Este domingo, tenemos que estar en la plaza de Colón y tenemos que tener una sola voz.
Una voz que grite muda la indignación que sentimos.
Una sola voz que sea un clamor en silencio.
Una voz que resuene por los pasillos de las diputaciones, ayuntamientos, parlamentos... Una voz que tiene que ser escuchada.
De cada uno de nosotros depende. Yo iré, espero verte allí.
Un fuerte abrazo,
Joaquín
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