el otro día comentaba con la "comunidad twittera de caza" sobre la tensión después del lance... Respiración acelerada, corazón que parece que se escapa del pecho, temblor de manos, cierta flojera en las piernas... Eso me comentaba mi amigo Marcelo, gran cazador donde los haya, que es la pasión por la caza... y que el día que no sienta eso, habrá llegado el momento de colgar los trastos y dedicarse a otra cosa...
Realmente lo que nos pasa justo después del lance, es tan sencillo como una descarga de adrenalina... Todo empieza de víspera, preparando los bártulos y los aperos... el cuerpo está con cierta sensación de hormigueo... la noche suele ser de sueño intranquilo, nos despertamos al primer timbrazo del despertador (en mi caso en casi todas las ocasiones, un par de minutos antes de que suene, como si mi reloj biológico se hubiera preparado para la jornada)... A partir de aquí, todo es más o menos ritual y "automático"... baño, café rápido, recuento y verificación de los aperos, el arma, la munición, la ropa... todo estaba más que preparado, pero me aseguro de que no me falta nada...
Viaje más o menos tranquilo, normalmente en conversación con mi "brother in arms" Ignacio. Llegada al punto de encuentro, saludos y abrazos, desayuno... aquí es donde mi amigo David comienza con su particular "baile de san Vito"... jejejeje El sorteo...
Salen las armadas, de momento, todo contenido... caminata hasta el puesto, y aquí no son nervios, es tensión contenida, observarlo todo...
La sensación al estar en el puesto es de calma tensa, en estado de alerta completo... Un movimiento, un chasquido, un disparo cercano, un ladrido de un perro cercano... y es suficiente para ponernos en tensión....
Salta la res... ritual de disparo... Se haya acertado o se haya fallado, lo siguiente es más o menos estándar... Respiración acelerada, temblor de manos, flojera de piernas y el corazón recordándonos donde esta... la diferencia entre haber acertado y haber fallado la marca una media sonrisa que uno no puede ni trata de borrar...
En la menor, esa sensación es más suave, aunque parecida... concretamente cazando becada, conejo, codorniz, liebre o nuestra queridísima perdiz, seguido al lance viene la descarga de adrenalina contenida... en las modalidades de caza en puesto donde se pegan muchos tiros, el efecto suele ser menor... ojeos, palomas, zorzales... aunque tambien se da, es menor... al menos para mi...